Encuentros de Familias

cabecera formulario mas peque

Es en el seno de nuestra familia donde empieza, consciente o inconscientemente, la domesticación de nuestros hijos/as, generalmente a través de un amor, aparentemente incondicional, que pide a cambio que los niños/as se comporten de una manera determinada.

En la infancia, la necesidad vital de sentirnos queridos, reconocidas y pertenecientes a nuestro grupo familiar nos hace adaptarnos a lo que sea que nuestros padres pueden darnos, algo que, en la mayoría de los casos, tiene como consecuencia una pérdida de contacto con nuestra espontaneidad, la construcción de una falsa imagen y una creciente sumisión a las normas, basadas en la racionalidad, el autoritarismo, el egoísmo y el deseo de poder, lo que, en la visión de Naranjo, son elorigen de nuestra “mente patriarcal”.

Hoy en día no es fácil reconocer nuestra “mente patriarcal” porque sus mecanismos se han vuelto más sutiles y los hemos integrado en nuestras vidas como algo normal, aunque algunos de sus efectos se van haciendo cada vez más evidentes para la mayoría de nosotros, como la pérdida de algunos valores humanos: la cooperación, la compasión y la paz; la pérdida de nuestra capacidad de amar y una marcada dificultad para la convivencia y la aceptación de las diferencias como, por ejemplo, la desvalorización que todavía viven las mujeres en el trabajo y muchas veces en la misma familia.

La herencia social del patriarcado también recae sobre nuestra masculinidad. El sufrimiento de los hombres que hemos sido educados para adorar y perseguir los míticos ideales de productividad laboral, competitividad, virilidad, éxito, poder…, se agrava cuando, al mismo tiempo, somos criticados por no ser tiernos, tranquilos, atentos, vulnerables…

En los docentes también se hace eco la mentalidad patriarcal y la perpetúan coartando a los niños/as su libertad y desvalorizando su intuición, al darle más importancia a las notas, a los conceptos, la memorización y los exámenes, que al desarrollo de sus talentos y capacidades intrínsecas, haciéndoles creer que en un futuro llegarán a ser hombres y mujeres de éxito, un objetivo que estarán persiguiendo a lo largo de toda su vida y en la mayoría de los casos con muy poca satisfacción.

Inspirados por esta visión de Claudio Naranjo sentimos profundamente que hemos de seguir con esta importante labor de sembrar semillas de conciencia que estamos llevando a cabo con los docentes y que ahora pretendemos expandir a las familias, confiando que en ellas se produzca un cambio profundo que contagie a otros seres humanos y a nuestra sociedad.

Deja un comentario